Introducción
La economía circular representa una ruptura con los modelos tradicionales de fabricación y consumo. Su objetivo es reducir el consumo de recursos diseñando los residuos fuera del sistema. El concepto no es nuevo, pero los resultados de esta encuesta de ViewPoint, cuyo objetivo es conocer la adopción, los nuevos modelos de negocio, las acciones y los beneficios aplicados y logrados por las empresas en transición, sugieren una acogida limitada. Todo ello a pesar de que el modelo industrial lineal de "extraer – fabricar – eliminar” está dejando de ser aceptado como viable ante el rápido crecimiento de la población, la limitación de recursos, la urbanización en expansión, el cambio climático, la inseguridad del agua y otras tendencias.
El enfoque en la economía circular tiene impulsores tanto internos como externos. La presión normativa sobre las empresas para que sean más circulares es cada vez mayor. El plan de acción de economía circular de la UE, adoptado en marzo de 2020, es uno de los principales pilares del Pacto Verde de la UE y aborda todos los aspectos de la circularidad, desde el diseño de los productos hasta la capacitación de los consumidores y la gestión de los residuos. Onegés como la Fundación Ellen McArthur y el Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible (WBCSD) se están convirtiendo rápidamente en líderes de iniciativas y normas, con redes compuestas por las mayores empresas privadas del mundo.
No obstante, la encuesta indica que los esfuerzos de las empresas en materia de economía circular parecen estar impulsados principalmente por factores internos, como la reducción de costes y la mejora de las estrategias de sostenibilidad.
Una asimilación lenta y cautelosa.
Parece que hay una creciente concienciación sobre la necesidad y los beneficios de la circularidad, pero la adopción se encuentra actualmente en un nivel bajo, aunque algunas organizaciones han avanzado más y más rápido. Más de la mitad de los encuestados afirman que están empezando a explorar el tema y están preparados para adoptar al menos un modelo en los próximos 3-5 años. Alrededor del 12% afirma que la circularidad es un elemento central de su estrategia empresarial, pero solo el 5,9% indica estar liderando su proceso de maduración.
Las respuestas sugieren que la mayoría de las organizaciones se centran más en los factores internos que en los externos. Menos del 40% considera que la reputación de la marca es un motor y menos del 30% reconoce que la demanda, el compromiso y la retención de los consumidores son importantes. En la actualidad, la demanda reglamentaria no se considera el principal motor de la transición. Los principales impulsores internos parecen ser la recuperación de recursos y la prolongación de la vida útil de los productos. Estos pueden aportar beneficios inmediatos, pero centrarse sólo en estos modelos puede ralentizar la transición.
Estrategias en evolución
No es de extrañar que, en un principio, las empresas parezcan centrarse principalmente en los productos y servicios existentes en lugar de evolucionar o cambiar radicalmente su enfoque. En comparación con las innovaciones de procesos, la innovación de productos y, sobre todo, de modelos de negocio, conlleva una mayor complejidad en su adopción y requiere de una mayor alineación y un cambio de las partes interesadas.
Solo un pequeño número de líderes ha avanzado en la oferta de nuevos modelos circulares como, por ejemplo, en el uso compartido de productos o servicios, y en la generación de nuevos modelos de ingresos. Avanzar en esta dirección a escala es esencial para crear una verdadera economía circular. Sin embargo, este viaje es complejo. Solo es posible cuando se involucra a toda la cadena de valor y requiere de una competencia multidisciplinar que las empresas obtienen tanto interna como externamente.
Aunque es comprensible que no sea el primer movimiento, puede ser arriesgado a largo plazo no avanzar, ya que los competidores pueden estar cambiando el paradigma competitivo a través de modelos de negocio circulares más innovadores.
Barreras a superar
No es de extrañar que la escasa concienciación, las habilidades y la capacidad dentro de la organización se indiquen como barreras a la transición. Esto se suma a la falta de incentivos normativos y económicos, a las definiciones técnicas y jurídicas comunes, y al elevado coste de las soluciones circulares. Esto plantea una cuestión interesante en cuanto a cómo los gobiernos y otras instituciones podrían o deberían facilitar la transición a la economía circular.
Sólo una cuarta parte de las empresas cuenta con una estructura base antes de poner en marcha iniciativas, establecer objetivos y metas o incluso definir indicadores de rendimiento. Al hacerlo, las empresas tienden a utilizar su propio marco de medición circular en lugar de los establecidos por organizaciones líderes como la Fundación Ellen McArthur o el Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible (WBCSD).
La falta de métricas y mediciones de rendimiento estructuradas y de modelos conocidos y transparentes supone una amenaza, tanto para la capacidad de identificar modelos exitosos que puedan ampliarse, como para la capacidad de comunicar los esfuerzos de forma fiable y rastreable hacia los clientes y consumidores.
Posibles ventajas
Parece que las empresas obtienen beneficios al explorar e integrar las tecnologías digitales en sus esfuerzos. En la actualidad, la atención se centra sobre todo en la gestión de datos, la trazabilidad y el apoyo a la toma de decisiones empresariales y de IoT, pero las tecnologías digitales son fundamentales para los nuevos modelos de negocio de la economía circular que proporcionan los ecosistemas tanto para el propio esfuerzo como para incentivar y recompensar a los consumidores.
Los consumidores de hoy en día exigen confianza y transparencia al instante. El ámbito de la economía circular probablemente no sea diferente. A medida que avanzan los esfuerzos de la economía circular, será esencial crear un entorno de confianza en el que puedan prosperar la innovación y la circularidad. En términos de compartir, los que realmente comunican los esfuerzos utilizan en gran medida los canales corporativos y no el propio producto. Existe un potencial sin explotar en el que las empresas se aprovechen de las soluciones digitales y conecten directamente con los consumidores, con el fin de comprometerse e incentivar las opciones sostenibles.
Líderes
La encuesta ha tenido en cuenta a 793 empresas (12,1% de la muestra general) que demuestran el enfoque más maduro, completo y avanzado de la transición circular.
Los líderes están más inclinados a adoptar nuevos modelos y estrategias tales como el leasing, el pago por uso y el uso compartido. Esto exige que las funciones de adquisición y de la cadena de suministro integren la circularidad más plenamente en sus estrategias y sistemas. Estimular la innovación en la base de suministro exigiendo una gran circularidad puede crear valor añadido al proporcionar una base de suministro más resistente y más innovadora.
Como todas las empresas se enfrentan a fuertes presiones para ser sostenibles y formar parte de la solución, estas están constantemente sometidas al escrutinio de una serie de partes interesadas. Para ser transparentes deben ser concretas en sus compromisos y acciones. La comunicación en torno a la circularidad debe basarse en métricas sólidas que se puedan rastrear al instante para evitar que se perciba como greenwashing.
La falta de medición de la circularidad y de los indicadores de rendimiento representa tanto un riesgo para la capacidad de las empresas de comunicar de forma fiable, como para la escalabilidad de las primeras inversiones en modelos empresariales circulares. Sin medidas basadas científicamente en los estándares y las mejoras, las empresas podrían encontrar dificultades para identificar las iniciativas exitosas y escalarlas en toda la organización. Además, es prácticamente imposible crear la transparencia y la confianza necesarias en el rendimiento requerido.
Aquí los líderes destacan por ser más sistemáticos en su enfoque y en la aplicación de métricas y mediciones a nivel corporativo. Se trata de un paso esencial en la transición hacia una etapa en la que prevalezcan las economías circulares y se alcancen los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.